Thursday, May 21, 2009

Some poems from sixth/seven grades

Necesitamos

Necesitamos pensar que nosotros somos inmortales
viviendo en la luz
rodeados y mantenidos por poderes espirituales
El firme esfuerzo para sostener este pensamiento
despertará poderes ocultos que estaban dormidos
que nos revelarán lo cercano que estamos de lo eterno.



El Idilio de los volcanes
Por José Santos Chocano

El Ixtaccihuatl traza la figura yaciente de una mujer dormida, bajo el sol.
El Popocatepetl flamea en los siglos como una apocalíptica visión.
Y estos dos volcanes solemnes tienen una historia de amor, digna de ser contada en las complicaciones de una extraordinaria canción.
Ixtaccihuatl, hace ya miles de años fue una princesa más parecida a una flor, que en la tribu de los viejos caciques del más gentil capitán se enamoró.
El padre augustamente abrió los labios, y díjole al capitán seductor que si tornaba un día, con la cabeza del cacique enemigo clavada en su lanzón, encontraría a un tiempo mismo, el festín de su triunfo y el lecho de su amor.
Y Popocatepetl fuese a la guerra con esta esperanza en el corazón; domó las rebeldías de las selvas obstinadas, el motín de los riscos contra su paso vencedor, la osadía despeñada de los torrentes, la acechanza de los pantanos en traición. Y contra cientos y cientos de soldados, por años y años, gallardamente combatió…
Al fin, tornó a la tribu, y la cabeza del cacique enemigo, sangraba en su lanzón. Halló el festín del triunfo preparado, pero no así el lecho de su amor. En vez de lecho encontró el túmulo, en que su novia dormida bajo el sol, esperaba en su frente el beso póstumo de la boca, que nunca en vida la besó.
Y Popocatepetl, quebró en sus rodillas el as de flechas y en una sola vez conjuró a las sombras de sus antepasados contra las crueldades de su impasible Dios.
Era la vida suya, muy suya, porque contra la muerte la ganó.
Tenía el triunfo, la riqueza, el poderío, pero no tenía el amor.
Entonces hizo que veinte mil esclavos, alzaran un gran túmulo ante el sol. Amontonó diez cumbres en una escalinata como alucinación, y tomo en sus brazos a la mujer amada y el mismo sobre el túmulo la coloco. Luego encendió una antorcha y para siempre quedose en pie alumbrando el sarcófago de su dolor…
Duerme en paz Ixtaccihuatl nunca los tiempos borrarán los perfiles de tu casta expresión. Vela en paz Popocatepetl, nunca los huracanes apagarán tu antorcha eterna como el amor…


LOS ZAPATITOS DE ROSA
por José Martí

Hay sol bueno y mar de espumas,
Y arena fina,
y Pilar quiere salir a estrenar
Su sombrerito de pluma.

—“Vaya la niña divina!”
Dice el padre, y le da un beso,
“Vaya mi pájaro preso
A buscarme arena fina!”

—“Yo voy con mi niña hermosa”,
Le dijo la madre buena:
“¡No te manches en la arena
Los zapatitos de rosa!”

Fueron las dos al jardín
Por la calle del laurel:
La madre cogió un clavel
Y Pilar cogió un jazmín.

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